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sábado, 8 de junio de 2013

Tejer sueños

Mirta teje un cuadradito al crochet sentada en la plaza, la aguja va ligero, entra y sale, formando un dibujo a dos colores. A su lado, Alejandra usa dos agujas para el suyo, el ovillo color natural gira una y otra vez sobre sí mismo a medida que el tejido crece. Punto arroz, lana negra, eligieron Lori y  Miguel, una sentada, el otro parado, ambos muy concentrados. Moni y Adri prefieren el crochet, combinan tonos. Noe es la que más tarda, hoy aprendió a manejar las agujas. Jose va de un lado a otro cebando mate, charlando, repartiendo volantes. Una nena se acerca, la convencen, se lleva un ovillito a un rincón. La idea es simple, un hilito, al lado de otro hilito, anudado a otros más, azules, verdes, grises, gordos, finitos, todos juntos, formando un cuadradito que al lado de otro cuadradito, unidos a otros tantos, terminen formando una frazada, muchas frazadas, para abrigar el invierno de los que menos tienen. Tejer para afrazar, dicen ellos.
¿Cuántos cuadraditos se necesitan para hacer una frazada? ¿Alcanzarán? Realmente no interesa. Qué importa si son pocos, si harán falta muchos sábados como éste para lograrlo. La cosa va más allá, porque mientras cada uno de ellos teje un cuadradito, entre todos tejen una red más grande que la frazada más grande. Los cuadrados son brazos extendidos, los nudos son manos entrelazadas, la frazada es el símbolo de la unión y la red es una red para ayudar.

Porque todo camino empieza por un paso y toda red empieza con un nudo, este sábado, en la plaza de Villa Luzuriaga, comenzó a tejerse algo más que una frazada colectiva, Pro-Vocación hizo el nudo inicial para que ayudar sea más fácil. Queda en nosotros extender el brazo y tomar el hilo. La red ya está en marcha.


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